Voy a ser muy honesto con mi reseña. Venía con excelente recomendación sobre este lugar y soy gran fanático de la cocina yucateca. El lugar y el servicio es excelente, pero la comida si deja algo que desear. La sopa de lima (puede que sea por la temporada) estaba muy ácida y no se notaba el sutil sobar que debe de tener al caldo de pollo que la compone. Si se nota que es lima fresca, pudo ser que la temporada no la permitió. Cabe destacar que los ventiladores del lugar hacen que la comida se enfríe muy rápido; no obstante, el servicio hizo todo para arreglarlo. Al centro pedimos cochinita, queso relleno y longaniza de Valladolid. La primera mucho que desear: el achiote y las especias se pierden por lo salado del guiso. El segundo, el queso tipo Edam excelente, como siempre, pero el relleno muy insípido al igual que la salsa que la acompaña. La longaniza excelente pero viene acompañada de una salsa roja que si está malísima. De destacar son las tortillas a mano y con maíz de nixtamalizado preciso. Creo que la verdadera joya fueron los postres: nuestro mesero nos recomendó el queso napolitano (flan) y el helado de coco. Ambos al punto en lo dulce y nada empalagosos: una experiencia. Recomendaría el lugar, claro, pero por el servicio y el lugar. Vayan mejor a la Chaya Maya.